martes, 22 de marzo de 2011

Pensando

Maniquí
Acuarela sobre papel
50cm. x 35cm.
2011
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Tratar de parecer dinámicos, no quedarse callados, caminar seguros, no tener escoltas, ser reyes de nuestras propias historias. No mirar para atrás y sencibilizar el reojo, buscar la respuesta de todo, ser cautos con lo que decimos y no pronunciar de más. Ni palabra menos, ni palabra más. Creer que el mundo nos agradece, sentir que somos divinos. Arruinar todos los días un poco la tierra y pensar que no le duele. Porque no nos duele, porque no somos tontos, porque el reloj corre y si no corrés, no triunfás, no ganas, no brillas, no encontrás, no pensas. Y sin embargo, somos cada uno de nosotros individualmente un maniquí. El tiempo gira y se revuelca a nuestro alrededor tan pronto como puede y como a él mismo le da el tiempo, que realmente si tenemos noción de lo que es parar, te das cuenta que somos un punto fijo en el medio de la nada, que nos maneja el exterior y que muy dentro nuestro no confiamos en todos esos preceptos. Que nuestra estructura aparentemente rígida se desvanece ante cualquier eventualidad, se diluye, se evapora, deja de plantarse. Envuelve el caos y todo se hace parte de una misma sensibilidad de color y abstracción. ¿Somos o queremos ser tan isulsos? Si pudieramos abrirnos a ESE caos... romperíamos la barrera del maniquí. O al menos en eso confío.-

5 comentarios:

Dean dijo...

Nuestra pasividad nos convierte, en muchos casos, en simples títeres en manos de los poderes; nuestra falta de acción y el no implicarnos nos hace sentir vanos e inútiles, pero algunas veces tomamos decisiones que nos hacen sentir vivos.
Un saludo.

Emiliano Gunckel dijo...

Cada vez me impresiona más y más tu poder narrativo Maru, tan sólido y preciso, sin dar vueltas y explicando en la totalidad lo que se quiere transmmitir... Personalmente cuando paro a pensar sobre lo que somos, qué cosas dirigen nuestra vida y qué otras dependen totalmente de nuestras acciones, llego a la conclusión de que todo se resume a lo que vinimos a transmitir al mundo, un mensaje, y de qué manera lo transmitimos, y muchas veces transitamos la vida sin ver el trasfondo, ejerciendo un trabajo sin pensar más que "yo trabajo." hasta que en un punto pensamos "¿qué vine yo a hacer acá??" a dar alegría a los espectadores siendo jugador de basket y nutriendo la pasión y felicidad que tienen los que miran a mi equipo ganar? a expresar mediante mis cuadros al óleo un sentimiento especial que conmocione al otro? a hacer uso de mis habilidades de constructor ayudando a otros brindándoles una vivienda y que con eso, ellos puedan concretar sus objetivos? todo eso es válido, lo importante (creo yo) es siempre tener presente con qué motivo uno realiza lo que uno hace, a sabiendas de que siempre vamos a modificar al que tenemos al lado (en la medida que éste se preste a eso jajaja). Siempre termino descargandome en tus entradas Maru! perdón por el espacio usado jajajaja, espero sigas bien y explotes a full tus aprendizajes :) besototeees!

clariana dijo...

¡Hola Mariela!
Me gusta el cuadro del maníquí, en una hoguera creo... pero lo que es el texto, lo encuentro magistral, nos recuerda lo ínfimo de nuestro ser en un lugar tan infinito como es el que estamos, que podría hacer plantearnos muchas cosas.
Un beso.

La Pequeña Candi dijo...

Me gusta, como siempre.
Un beso.

Acá Pasan Cosas dijo...

Genial. Hacía mucho que no pasaba, che.
Saludos del ex-mozo literario. Te invito a mi nuevo emprendimiento.
beso!